martes, 18 de noviembre de 2008

Otro domingo sin tí

Domingo, no había mucha gente para ser domingo en el pueblo, y prácticamente la que había era de fuera.
En frente, bajo la sombra de los árboles de aquella calle peatonal, él comía pausadamente y solo.
Con la misma tranquilidad con la que había almorzado, pidió a un camarero la cuenta y lentamente se alejó paseando.
En un instante me inventé su vida

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